Los propietarios de más de 20 viviendas dañadas por la erupción del Volcán de Pacaya y la tormenta Ágatha volvieron a ser afectados por inundaciones el fin de semana último, debido a la intensidad de la lluvia.
“Estamos entre el agua”, afirma Carlota Payes, quien muestra cómo sus enseres están inundados por el desbordamiento del Lago de Amatitlán.
Mariana de Jesús Hernández, otra afectada, manifiesta que tuvo que abandonar su vivienda en el caserío El Barrio, aldea Los Cerritos, Amatitlán, por falta de agua entubada.
Los vecinos aseguran que han recibido ayuda, pero menos que en el caserío El Relleno, de la misma aldea, pese a que se encuentran en peores condiciones.
Victoria Zepeda, de 70 años, también damnificada, dice que la mayor parte de su casa quedó inundada el fin de semana último y no pudo recuperar ni las láminas, que se cayeron con el peso de las piedras que lanzó el volcán.
Algo similar pasó con la tormenta Ágatha. Ahora Victoria duerme donde antes tenía una tienda, la cual tuvo que cerrar para pagar los gastos de su esposo, enfermo de cáncer.
¿Por qué en Amatitlán?
Ramón Romero, subgerente de Generación del Instituto Nacional de Electrificación, explica que el aumento del nivel del Lago de Amatitlán se debe a tres situaciones.
La atípica lluvia, que este año ha llevado a que el cauce del río Michatoya quede entre 60 y 70 centímetros arriba de lo normal, y la crecida del río Villalobos, que solo desciende entre seis y ocho centímetros por día.
Otra causa es que cuando llueve, los afluentes Villalobos y Mico arrastran sedimentos que quedan a lo largo de tres kilómetros y obstaculizan el paso del Michatoya.
Las compuertas que permiten liberar la corriente del Lago al Michatoya no pueden abrirse, puesto que aumentaría el caudal y podría inundar más viviendas en el centro del municipio.
Nota:
Prensa Libre
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